Nicolás Brihuega
«El Jesús histórico ni hizo milagros, ni resucitó a los muertos. Los discursos y sermones no eran suyos. No hubo juicio, ni crucifixión ni resurrección.»«Aunque se les ha enseñado que Jesús representó una ruptura sorprendente con el viejo mundo pagano, los creyentes en Jesús están adorando a la misma deidad o deidades que los paganos, de hecho, todas ellas sintetizadas en una.»A lo largo de dos mil años cientos de millones de personas han sido embaucadas por la idea de que un hijo de Dios, llamado Jesús (siendo Dios él mismo), vivió, hizo milagros, sufrió y murió como una expiación de sangre. La realidad pura y dura es muy otra. La historia del Evangelio de Jesús no es una pintura de los hechos de un maestro aureolado de divinidad, sino un mito construido sobre otros mitos y hombres divinos, que a su vez eran personificaciones del mito y ritual solar hallados en prácticamente todas las culturas del mundo miles de años antes de la era cristiana. La historia no hizo sino fundir las numerosas religiones, cultos y sectas del Imperio Romano y más allá, para crear una religión de Estado que fue organizada gracias al fraude, el falseamiento, la fuerza y la crueldad.